Enseñar con Visual Thinking
- David Montejano Bravo
- 16 nov 2019
- 3 Min. de lectura
Cuando veo que tengo que explicar que es Visual Thinking para mí, se me vienen a la mente tres imágenes: una bombilla correspondiente a las ideas espontáneas, un ojo por su significado de lo que recoge en la retina y convierte en recuerdo y como no, el cerebro, el compendio de esas ideas que se producen en el mismo a través de las sinapsis neuronales y con ayuda de los sentidos entre ellos, nuevamente la vista. Es una manera de desarrollar y potenciar nuestro pensamiento, nuestro aprendizaje, a través de la capacidad de recuerdo que tiene nuestro cerebro a través de la imagen, del propio dibujo que creamos y que se nutre de ideas que son plasmadas en el papel. Lo definiré con un dibujo realizado para tal fin, para responder a qué es para mí el Visual Thinking.

En Educación, el trazo espontáneo que realiza un niño en un papel a los pocos años, es un movimiento inicialmente involuntario, pero que, procesado y analizado por el cerebro, relaciona el mismo con un trazo sobre una superficie y con la capacidad de creación.
Aquí aparece el inicio del dibujo infantil, lleno de imaginación, creatividad y potencialidad que, posteriormente se desvanece con la ayuda de los adultos: "el sol es amarillo", "eso no es una persona" y como no, "está mal".
El dibujo es el placer creativo de nuestra expresividad y transmisión de los pensamientos de una manera visual y sentida, expresada desde la visión interna de la persona. No se buscan "pintores" sino personas que expresen.
Con todo esto, llegamos a las etapas en las que el dibujo pierde valor y fuerza, acompañado de programas de Educación artística pobres, difusos y confusos. Es entonces cuando aparece la frase típica de los estudiantes y por qué no, de los adultos: "yo no sé dibujar".
No pedimos dibujantes ni artistas, y si los hay, son muy bienvenidos y desarrollamos sus potenciales. Queremos personas que expresen a través del dibujo sus pensamientos e ideas. Unos dibujos propios de la persona, sin iguales entre las mismas, propios e individuales, salidos directamente de la mente.
Aquí es donde nace la importancia de trasladar esta técnica a la educación, a la enseñanza, pues el proceso que se sucede en esta creación, además de crear un dibujo, potencia la reflexión interna, el entendimiento, la comprensión y el análisis de aquello que se quiere plasmar en un papel y que además, viene acompañado de un significad propio.
Hace ya años que vengo practicando con los alumnos de sexto y secundaria los mapas mentales siguiendo las líneas de estudio de Tony Buzan donde se vinculan los contenidos que hay que aprender con imágenes relacionadas con el mismo que me ayuden a recordarlo, creando una regla mnemotécnica. Es un recurso expresivo y creativo impresionante. Creo, que la diferencia con el Visual Thinking, es que, en este último, dibujo lo que me evoca el concepto, mientras que con los mapas mentales, dibujo lo que me ayuda a recordarlo. Es el símil a la sinapsis neuronal donde a través de las dendritas y los axones, se establecen nuevas conexiones al vincular un concepto con un dibujo.
Unos somos más visuales que kinestésicos o auditivos y esta técnica, herramienta o recurso, puede ser de gran ayuda a la hora de trabajar, pero no quita que sea igual de eficiente para los demás, pues al final, todos podemos desarrollar cualquiera de las tres y potenciarlas. Aun así, no son excluyentes y funcionan en mayor o menor medida en cada individuo.
Podemos plantear el resumen de un tema a través del Visual Thinking, ir desarrollándolo a medida que avanzamos en clase con los contenidos, hacer un trabajo y un abanico inmenso de posibilidades educativas.
"Atrévete a dibujar lo que ves, atrévete a ver lo que dibujas"
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